domingo, 29 de diciembre de 2013

El mundo al revés


 
Caminar es un peligro y respirar es una hazaña en las grandes ciudades del mundo al revés. Quien no está preso de la necesidad, está preso del miedo: unos no duermen por la ansiedad de tener las cosas que no tienen, y otros no duermen por el pánico de perder las cosas que tienen. El mundo al revés nos entrena para ver al prójimo como una amenaza y no como una promesa, nos reduce a la soledad y nos consuela con drogas químicas y con amigos cibernéticos. Estamos condenados a morirnos de hambre, a morirnos de miedo o a morirnos de aburrimiento, si es que alguna bala perdida no nos abrevia la existencia.
Eduardo Galeano. 

viernes, 27 de diciembre de 2013

Un poquito de historia

La Guerra Civil Española (1936-1939) marcó profundamente la historia de todo el país, y aunque Almería no vivió directamente la contienda (fue la última ciudad del gobierno de la II República), la ciudad sufrió los efectos de los ataques desde el aire y desde el mar: 52 bombardeos que persiguieron objetivos militares, estratégicos e incluso civiles.






De todos los bombardeos destaca el del 31 de mayo de 1937 a cargo de la escuadra alemana, con un balance de 40 muertos, 150 heridos y unos 200 edificios destruidos.


En este contexto bélico, los ciudadanos almerienses deciden emprender la construcción de refugios subterráneos y colaborar activamente en su ejecución para protegerse de las bombas en caso de alarma.



Desde octubre de 1936 hasta la primavera de 1938, el arquitecto municipal Guillermo Langle, el ingeniero de canales José Fornieles y el ingeniero de minas Carlos Fernández dirigen la construcción de 4,5 kms. de galerías subterráneas a 9 metros de profundidad con 67 accesos para albergar a 34.144 personas (en aquella época la población de Almería rondaba los 50.000 habitantes). El resto de almerienses se guarecía en los refugios naturales de los depósitos de Mineral de Hierro de la Compañía Andaluza de Minas y en las cuevas de La Chanca.

Langle pensó en todo. En la ventilación con tubos de uralita de 100 milímetros de diámetro ubicados junto a las bocas y que resistiera el lanzamiento de granadas de mano; en la colocación de entrantes y salientes que evitaran las avalanchas y, a su vez, hicieran de pantalla en caso de que estallasen granadas; en dos hilos de cobre para alimentar las bombillas que iluminaban los refugios; en una despensa que almacenase víveres en caso de necesidad; y hasta en la instalación de un quirófano para atender a los heridos.

Una vez que la guerra termina, las bocas de accesos son cegadas con una serie de kioscos racionalistas, diseñados por Guillermo Langle, que pasan a formar parte del mobiliario urbano de la ciudad. Aún hoy podemos contemplar algunos de ellos en la Plaza Urrutia, en la Plaza Conde Ofalia y en la Plaza Virgen del Mar, aunque éste último bastante reformado. Si hoy entráramos en esos quioscos, encontraríamos una trampilla en el suelo, originalmente de madera, que cubre el acceso mediante escaleras a los refugios.

El Ayuntamiento de la ciudad decide rehabilitar esta construcción que es abierta al público el día 14 de diciembre de 2006 y que se ha convertido en la actualidad en uno de los refugios más grandes de Europa abiertos al público.
De los 4,5 km. diseñados por el arquitecto se recuperaron casi 1 km., que coincide con la arteria principal: el Paseo de Almería.


Tiene el atractivo de poseer espacios recreados: almacén despensa, refugio Guillermo Langle (refugio privado unido a la red pública de refugios) y el quirófano, con todo el instrumental de la época. 






Más detalles: Wikipedia. Refugios subterráneos de Almería.
                         Turismo de Almería. Los refugios.

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