que incitan, que excitan, que enardecen, que enloquecen.
Cierras los ojos dejando que la música te secuestre e imágenes de lo que podría ocurrir algún día, se apoderan de tu cuerpo provocando una revolución que a veces es aliviada por una manos frías y desesperadas. Otras, simplemente, se pasea al compás de la música hasta que desaparece.
Hay momentos que merecen y deberían ser recreados y disfrutados. Contigo.